lunes, 29 de abril de 2013

Diplomáticos


A esta altura la represión que desplegó la Metropolitana en el Borda ya no es violencia policial ni falta de profesionalismo. Las declaraciones cínicas del Ministro Montenegro y del Jefe De Gobierno Metropolitano reflejan que los disparos y bastonazos que hubieron en el Borda, y que fueron igualitarios y democráticos en su distribución, son política de Estado.


No es la primera vez que la flamante policía porteña despliega su accionar represivo, pero quizás, si es la primera vez que lo hace con tanta brutalidad, y tan equitativamente: cobraron pacientes, profesionales de la salud, militantes, fotógrafos, camarógrafos, cronistas y curiosos. Lo hicieron de día. Lo hicieron un viernes. Lo hicieron al margen de la ley (desconocieron, uy uy uy, una medida cautelar). Y más tarde, sus funcionarios lo reivindicaron.


Reivindicaron tanto el accionar policial como la opacidad de sus motivaciones: no explicaron qué objetivo persiguió el procedimiento. Quién dio la orden. Con qué protocolo trabajaron. Quién estuvo a cargo del operativo.


El Gobierno porteño no sólo contestó con balas y palos, también con política. Para la ocasión no hubo mala gestión de la fuerza pública; hubo un uso “racional” de la fuerza, aunque no en el sentido que pretende aplicar el Ministerio de Seguridad de la Nación con las pautas mínimas de uso de la fuerza en manifestaciones públicas.


Mala gestión de la fuerza de seguridad hubo en las vías del tren, cuando mataron a Mariano Ferreyra. En aquella oportunidad la Federal actuó al margen de la ley y las decisiones se tomaron muy lejos de la cabeza política de esa agencia. El resultado: un muerto. En esta oportunidad, la metropolitana actuó en sintonía con el deseo de sus máximos responsables: dieron una poderosa demostración de autoridad. Demolieron el “Taller Protegido”. Y no hubo muertos, porque eso queda mal, y se paga muy caro. La legalidad del procedimiento es discutible, pero al Jefe Metropolitano no le importa, porque su ley es la del principio de realidad.


En ese escenario, los comunicados de repudio y las presentaciones en tribunales son balas de cebita que cualquier político con algo de oficio sabe identificar. Incluso aquellos que son macristas.


Las declaraciones en 678 y las presentaciones tribunalicias, no deberían ser otra cosa que el decorado de una contienda política brutal, que el kirchnerismo porteño todavía no se animó a dar, y sí el macrismo.


Macri no esta dispuesto a negociar sus ideas. No dejó sus principios en la puerta de la jefatura Metropolitana. Hay balas y palos igualitarios para todos y todas los/as que se opongan a su Modelo de negocios. A esa política de Estado no se la combate con jóvenes abogados, recién recibidos y con ganas de aparecer en televisión; tampoco con iluminadas declaraciones televisivas. El kirchnerismo, y el progresismo de la Ciudad, están, de prepo, puestos en el lugar de la resistencia.


ATE tuvo más reflejos que La Cámpora. El desmembradísimo sindicato de empleados públicos convocó a un paro y movilización para mañana, y hoy se manifestaron en el marco de una asamblea, o esas cosas que siempre hace ATE. Pero en el espacio público, con pecheras, con la frente sudada, y esa épica tan Monty Python que dan las transmisiones de Crónica TV.


Así es la resistencia chicos. Sin Glamour. Sin baños químicos. Sin pantallas de led. Sin videos para la ocasión. Porque cuando se resiste, es el otro el que dispone dónde, cuándo, cómo, y a quién pegarle. Pero es ese el lugar que da la política. Lo otro es marketing para perdedores crónicos.

jueves, 25 de abril de 2013

jueves, 18 de abril de 2013

#18A



Los que llevan a cuestas su estupidez, van juntos con los que cuelgan su temor en el pecho para que no se los roben. Llevan sus cucharas y carteras afiladas, como sus labios gastados de tan poco amor. Los nostálgicos de la noche cansados de tanto día esperan el bondi que los lleve al Vaticano y piden nuevas piernas para el corredor, un tiempo compartido para la justicia. Una salida liberal y popular o una vida que contar con un odio bilingüe, un odio animal. Intentan romper a palazos esta construcción tan bella como imperfecta. Mientras en nosotros crece la certeza de saber que no lo van a lograr porque estamos ahí para hablar y decir que no, que esta vez no.

martes, 16 de abril de 2013

1984



Para 1984 ser joven y ser peronista estaba mal visto. El Movimiento no había podido salir de las heridas que el lopezreguismo primero y la dictadura después le habían infligido y el avance del “Tercer Movimiento Histórico” hacía pensar que quizás los vientos de la historia soplaran para otros lados.

En un garage de la calle Terrada, en el barrio de Flores nosotros teníamos nuestra Unidad Básica, y desde ahí hacíamos malabares para poder pagar el alquiler de un lugar que ni baño tenía.

Pero eran épocas de “diálogo”, de “multipartidarias”, la salida de la dictadura había estrechado lazos entre los partidos políticos tanto por arriba como por abajo y en el barrio de Flores.

Nosotros teníamos nuestra propia multipartidaria que se sentaba todas las semanas como un eslabón más de la democracia que estábamos estructurando.



Los juicios a las juntas militares ya se “olían” en el aire, y la prensa canalla que había callado durante toda la dictadura, armaba ahora un espectáculo en tapas de diarios y revistas configurando “el show de la muerte” con notas extensas y a todo color.



En ese maremágnum la Revista “7 Días” publica una entrevista al cura Christian Von Wernich en la que entre cosas declaraba lo siguiente:

“Que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase. Pero cómo iba a torturar a Jacobo Timerman, un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial… ¡Que si no fuera por eso…!”

Todos imaginarán la ola de repudios que esto despertó y los ríos de tinta que corrieron; pero lo que descubrimos es que el cura daba misa por esos días en una Iglesia de Floresta y fue por eso que “nuestra” multipartidaria decidió marchar en su repudio.

Yo tenía 18 años, para mí el peronismo era un movimiento de masas, pero en 1984 las masas parecían no pensar lo mismo y éramos cuatro gatos locos que hacíamos el aguante en uno de los barrio con más clase media de la Capital Federal.
Se organizó la marcha que iba a salir, si mal no recuerdo, de la esquina de Olivera y Rivadavia. En las distintas esquinas concentraríamos los distintos partidos políticos; Radicales, Comunistas (les juro que en esa época existían), el Partido Intransigente (otros que tenían presencia por aquellos años) y nosotros, los cuatro que apenas podíamos pagar el garage en donde nos reuníamos.
Personalmente quería convocar a otros compañeros de otros barrios para que nos vinieran a sumar, pero el compañero Secretario General de la Unidad Básica nos dijo que si era una marcha barrial, íbamos a ir nosotros, los del barrio y que los que se sumaran detrás de la bandera bien y si no....seríamos los cuatro gatos locos.
A mí me daba vergüenza. Todos los demás movilizaban cientos y cientos de personas y nosotros con una bandera más que casera no juntábamos ni diez tipos, y eso que habíamos llamado al Negro Vitulano, que no militaba con nosotros pero vivía en Floresta....

Llegada la hora las demás esquinas desbordaban y mucha gente “suelta” circulaba por la zona esperando que la marcha se iniciara. Nosotros estábamos camuflados entre el gentío hasta que las columnas comenzaron a armarse y con nuestra humilde bandera comenzamos a tomar posición. La vergüenza me hacía doler el estómago. Quizás los años traicionen mi memoria, seguramente el tiempo amplifique los acontecimientos, pero increíblemente un montón de gente, a la que nosotros no conocíamos, empezó a ponerse debajo de la bandera de la Unidad Básica y comenzó a marchar con nosotros. Ese día me sentí orgulloso de ser peronista y sobre todo orgulloso de los peronistas que sin importar nada se ponen detrás de nuestras banderas y marchan porque saben que ahí, al lado, hay un compañero.
Mucho pasó después de eso, desde la defección de los radicales con el punto final y la obediencia debida, los indultos de Menem, y afortunadamente la reactivación de todas las causas gracias a la voluntad política de Néstor y Cristina. Hoy Von Wernich está preso.
Desde ese entonces, muchas veces cuando voy a alguna marcha sin estar encuadrado en ninguna agrupación y me preguntan con quién voy a marchar digo “debajo de cualquier bandera peronista”, porque sé que al lado mío están mis compañeros y no se me ocurre mejor lugar.

domingo, 14 de abril de 2013

Una teoría del movimiento

El movimiento es un fenómeno físico que se define como todo cambio de posición en el espacio que experimentan los cuerpos de un sistema con respecto a ellos mismos o a otro cuerpo que se toma como referencia. Todo cuerpo en movimiento describe una trayectoria.
La descripción y estudio del movimiento de un cuerpo exige determinar su posición en el espacio en función del tiempo.


Movimientismo de sábado por la noche. 107 Faunos + The Tormentos. 
Más fotos acá


jueves, 11 de abril de 2013

Los invisibles


“Hablé con (Juan Manuel) Cheppi y me avisó que el jueves 1 de octubre a las 16:00 hrs le vamos a realizar la entrevista a Claudio Diaz en Capital. Nos encontramos con el periodista en el Café Paseo 9 de julio, la dirección es Bernardo de Irigoyen y Caseros.” Nos escribió "el pampa" el 29 de septiembre de 2009. Allá fuimos.


Claudio Díaz era un personaje ignoto (siempre lo fue), pero había alcanzado cierto conocimiento en el ámbito de los bloggeros k a raíz de la página QueTePasaClarín, y su anterior renuncia al diario Clarín, en medio del conflicto entre el Gobierno Nacional y las corporaciones agrarias.


Claudio Díaz era un personaje raro para el periodismo, con gestos o inflexiones algo amaneradas, buenazo y accesible, un periodista militante.


También era un personaje raro para el kirchnerismo: Era un peronista “algo ortodoxo”, hasta hace poco había sido cronista del diario Clarín, su libro Manual del Antiperonismo Ilustrado fue una versión rústica de 678 editado por CICCUS, se fue de Clarín desistiendo de toda indemnización, vivía con su madre, soportó aprietes y hasta un extraño “robo” en su domicilio.


En aquella oportunidad fuimos todos los integrantes de lo que fue “La otra cara del patacón”. No teníamos una agrupación política, o todavía no nos habíamos dado cuenta, teníamos un programa de radio, y para la primera emisión planeamos publicar una entrevista a Claudio Díaz.