martes, 16 de abril de 2013

1984



Para 1984 ser joven y ser peronista estaba mal visto. El Movimiento no había podido salir de las heridas que el lopezreguismo primero y la dictadura después le habían infligido y el avance del “Tercer Movimiento Histórico” hacía pensar que quizás los vientos de la historia soplaran para otros lados.

En un garage de la calle Terrada, en el barrio de Flores nosotros teníamos nuestra Unidad Básica, y desde ahí hacíamos malabares para poder pagar el alquiler de un lugar que ni baño tenía.

Pero eran épocas de “diálogo”, de “multipartidarias”, la salida de la dictadura había estrechado lazos entre los partidos políticos tanto por arriba como por abajo y en el barrio de Flores.

Nosotros teníamos nuestra propia multipartidaria que se sentaba todas las semanas como un eslabón más de la democracia que estábamos estructurando.



Los juicios a las juntas militares ya se “olían” en el aire, y la prensa canalla que había callado durante toda la dictadura, armaba ahora un espectáculo en tapas de diarios y revistas configurando “el show de la muerte” con notas extensas y a todo color.



En ese maremágnum la Revista “7 Días” publica una entrevista al cura Christian Von Wernich en la que entre cosas declaraba lo siguiente:

“Que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase. Pero cómo iba a torturar a Jacobo Timerman, un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial… ¡Que si no fuera por eso…!”

Todos imaginarán la ola de repudios que esto despertó y los ríos de tinta que corrieron; pero lo que descubrimos es que el cura daba misa por esos días en una Iglesia de Floresta y fue por eso que “nuestra” multipartidaria decidió marchar en su repudio.

Yo tenía 18 años, para mí el peronismo era un movimiento de masas, pero en 1984 las masas parecían no pensar lo mismo y éramos cuatro gatos locos que hacíamos el aguante en uno de los barrio con más clase media de la Capital Federal.
Se organizó la marcha que iba a salir, si mal no recuerdo, de la esquina de Olivera y Rivadavia. En las distintas esquinas concentraríamos los distintos partidos políticos; Radicales, Comunistas (les juro que en esa época existían), el Partido Intransigente (otros que tenían presencia por aquellos años) y nosotros, los cuatro que apenas podíamos pagar el garage en donde nos reuníamos.
Personalmente quería convocar a otros compañeros de otros barrios para que nos vinieran a sumar, pero el compañero Secretario General de la Unidad Básica nos dijo que si era una marcha barrial, íbamos a ir nosotros, los del barrio y que los que se sumaran detrás de la bandera bien y si no....seríamos los cuatro gatos locos.
A mí me daba vergüenza. Todos los demás movilizaban cientos y cientos de personas y nosotros con una bandera más que casera no juntábamos ni diez tipos, y eso que habíamos llamado al Negro Vitulano, que no militaba con nosotros pero vivía en Floresta....

Llegada la hora las demás esquinas desbordaban y mucha gente “suelta” circulaba por la zona esperando que la marcha se iniciara. Nosotros estábamos camuflados entre el gentío hasta que las columnas comenzaron a armarse y con nuestra humilde bandera comenzamos a tomar posición. La vergüenza me hacía doler el estómago. Quizás los años traicionen mi memoria, seguramente el tiempo amplifique los acontecimientos, pero increíblemente un montón de gente, a la que nosotros no conocíamos, empezó a ponerse debajo de la bandera de la Unidad Básica y comenzó a marchar con nosotros. Ese día me sentí orgulloso de ser peronista y sobre todo orgulloso de los peronistas que sin importar nada se ponen detrás de nuestras banderas y marchan porque saben que ahí, al lado, hay un compañero.
Mucho pasó después de eso, desde la defección de los radicales con el punto final y la obediencia debida, los indultos de Menem, y afortunadamente la reactivación de todas las causas gracias a la voluntad política de Néstor y Cristina. Hoy Von Wernich está preso.
Desde ese entonces, muchas veces cuando voy a alguna marcha sin estar encuadrado en ninguna agrupación y me preguntan con quién voy a marchar digo “debajo de cualquier bandera peronista”, porque sé que al lado mío están mis compañeros y no se me ocurre mejor lugar.

2 comentarios:

  1. Mi esperanza era el MAS, y mi superhéroe era Luis Zamora, pero entendía que Argentina era el reino de lo posible y le iba a los actos a Alfonso S´entrega esperando que el poder popular forzara una salida digna.
    Mi última asistencia fue cuando el bigotón anunció la "Economía de guerra" y mis últimos sueños juveniles se fueron cuando el punto final y la obediencia debida. Rompí mi DNI como un socio de un club que desciende y no volví a tramitarlo hasta cinco años después.
    Historias de la Argentina postergada.

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